Guerra Civil: La hipérbole de un Estados Unidos en conflicto pero sin efecto

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Está claro que la nueva película del cineasta británico Alex Garland se desprende de los peores escenarios que la mente puede crear cuando se dispone a imaginar, en este caso, ‘Guerra Civil’ parece jugar con la fantasía de un Estados Unidos en el que los ciudadanos se desmoronan en la violencia desenfrenada. De hecho el mismo director lo ha confesado en entrevistas que concibió este proyecto durante el caos generado por el COVID-19, ‘cuando las sociedades de todo el mundo estaban al borde del colapso y el temor a una ruptura social era omnipresente’.

Pero esta es la prueba de que las premisas que se agarran de ideas complejas como la violencia, la ética, la belleza y podemos seguir mencionando conceptos abstractos, es necesario anclarlas en guiones sólidos y personajes proteicos que puedan hacerlas interesantes pero en ‘Guerra Civil’ todo se siente tan grueso que aplasta todo.

Desde los primeros minutos de ‘Guerra Civil’, somos testigos de un Estados Unidos desgarrado por el conflicto, para ser más precisos es la mismísima Nueva York la que observamos bajo ataque por una guerra civil de la que tenemos que suponer por el título de la película porque la propuesta es contarla desde una elipsis narrativa de la que iremos atando cabos por diálogos mezquinos y tibios, transmisiones de radio o discursos del presidente, interpretado por Nick Offerman, quien parece confiado de que todo se resolverá.

Pero pronto la película se preocupa por meternos de lleno a las fibras de la guerra a través de los ojos de la fotoperiodista ultra profesional y distante Lee Smith, interpretada por Kirsten Dunst, quien parece no temblarle el pulso para disparar su cámara y obtener la foto más verosímil posible. En ese primer enfrentamiento al que Lee acude, la violencia desenfrenada se apodera del plano visual y sonoro y arrastra al espectador a esta realidad que pronto comenzará a naturalizar como la misma fotoperiodista.

En ese momento Lee observa como uno de las fuerzas armadas ataca a una fotoperiodista novata, interpretada por la magnética Cailee Spaeney (Priscilla) y compungida por la situación la ayuda.

Aquí comienza la relación maestra-aprendiz sobre la profesión que resulta durante toda la película ahogada en clichés.

A esta dúo se le suman dos reporteros más que ya habían trabajado con Lee anteriormente, interpretados por Wagner Moura y Stephen McKinley Henderson, y todos se embarcan hacia las vísceras de la guerra lo que se convierte en una especie de ‘road trip’ con destino a Washington D.C. El objetivo es intentar llegar a la Casa Blanca, lugar que nadie ha logrado alcanzar en más de cuatro meses, entrevistar al presidente y obtener la foto más valiosa. Un presidente al que tenemos que suponer que es autoritario por como dije anteriormente, diálogos escuetos en el que lo comparan con Mussolini.

Entonces, si nos referimos a la guerra y la política, la película parece tambalearse, sin encontrar una posición firme. Su enfoque tibio y vacilante hace que, a pesar de la violencia abrumadora y aterradora resulte sin efecto, sin sentido. La película se inunda de planos vastos de violencia pero termina siendo aún más impactante cuando los reduce a escenas más intimistas como la del enfrentamiento entre las fuerzas armadas y los periodistas, donde una pregunta cómo ¿qué tipo de estadounidense sos? Intimida con la misma fuerza que la de un arma.

Podríamos decir que ‘Guerra Civil’ es un ensayo sobre el conflicto y la violencia donde las bombas atropellan a la narrativa misma y la película termina siendo más interesante leída como un manifiesto sobre el arte de capturar el horror y la belleza. Aunque tampoco se decide si el disparo de una cámara puede ser igual de letal que el de un arma.