Llegó al Festival de Tribeca ‘El aroma del pasto recién cortado’ un drama que observa con atención los brotes de los roles de género en nuestra sociedad. La película está dirigida por la cineasta argentina Celina Murga (Ana y los Otros) y además escribió el guión junto a Juan Villegas y Lucía Osorio.
Competencia Internacional de Narrativa, Tribeca Film Festival
«El aroma del pasto recién cortado»
La directora nos adentra a una facultad de ciencias del ambiente. Aquí comienza a germinar esta historia que se riega en espejos entre dos profesores que nunca se verán pero que caminan por los mismos surcos teñidos de crisis existenciales. Estos dos profesores son Natalia (Marina de Tavira) y Pablo (Joaquín Furriel), que dan clases sobre los tipos de suelos. La directora aprovecha la luz del día para demostrarnos que estos personajes se sienten con vida en ese espacio y los encuadra de una manera que parecen ser vastos porque las clases son todavía el único nutriente que les queda. Donde todo parece estar muerto es en sus hogares. Ambos personajes se muestran distantes con sus parejas, distraídos y apáticos. La directora los encuadra de una manera claustrofóbica para encerrarnos en sus supuestos pensamientos.
Cada movimiento, cada diálogo, cada silencio están meticulosamente elaborados y proyectan la idea de que nunca estamos solos en este mundo, siempre puede haber otro pasando por lo mismo. Pero cuando estos dos profesores deciden plantar sus deseos ahí el espectador deberá estar atento a la sutilezas que la directora plantea sobre cómo las mismas situaciones no son iguales para los hombres que las mujeres. Más cuando se trata de roles que requieren de una ‘supuesta ética y moral’ como es la docencia y que implican una base de dinámicas de poder.
Mientras la directora aprovecha la puesta en escena y plaga de verde, un color que está presente en casi todos los planos, resulta en un símbolo de oxígeno y de vida, como lo es la naturaleza. Estos profesores deciden limpiar sus malezas, involucrándose de manera sexo afectiva con uno de sus alumnos. Ambos sumidos por las diferencias y desgastes de sus matrimonios, las presiones de la maternidad y paternidad.
Natalia tiene dos hijas y Pablo dos hijos, deciden ir por el autodescubrimiento y la conexión con sus alumnos de sus equipos de investigación. En el caso de Pablo con una alumna más joven que él, Luciana (Verónica Gerez) y Natalia con un alumno más joven también, Gonzalo (Emanuel Parga). A partir de ahí, la directora aprovecha las narrativas gemelas para delimitar líneas delgadas sobre algunas diferencias que pueden seguir permeando en las expectativas de roles en la sociedad. Y pareciera perseguir preguntas que todavía quedan en el tintero ¿Sigue habiendo tierra fértil para que el patriarcado continúe?
Murga, en el film, propone un montaje pausado y melancólico que elimina todo tipo de melodrama, tensión y diálogos edulcorados. Más bien decide fabricar secuencias donde el silencio y las miradas abundan y detalla personajes ensimismados, reflexivos y en búsqueda de regar sus raíces. Una historia que recorre en paralelo dos tallos distintos pero que se encuentran en el mismo espacio cultural pero que invita a través de sutilezas a seguir deconstruyendo raíces patriarcales y avanzar como sociedad.
Para la directora ‘el cine es todo menos una conclusión’ como dice Jean Claude Carriere, y así es ‘El aroma del pasto recién cortado’ es una semilla en suelo fértil que escurre la única verdad y que invita a reflexionar cómo trascender en las dicotomías.
Por último, por fuera de la película, “El aroma del pasto recién cortado” es una coproducción entre cinco países: Argentina, Uruguay, Alemania, México y Estados Unidos. Además tiene un padrinaje especial ya que está producida ejecutivamente por nada más ni nada menos que Martin Scorsese, el director que ha sido mentor de la cineasta en sus años de formación en Nueva York. A partir de ahí ha florecido una unión que hoy los tiene presentando una película en el Festival de Tribeca.