Ha sido llamada la película del año, alabada por sus logros siendo una película de A24 bastante más del lado de un blockbuster que otras de corte más independiente, lo que se explica también por el sello de su director Alex Garland.
El film puede ser analizado desde distintas perspectivas, siendo la técnica la más pulcra y exitosa de la guerra civil presentada por el director, pero más que concentrarme en la majestuosidad de su corte cuasi documental me gustaría analizar las relaciones humanas dentro de sus personajes y las decisiones tomadas que no hacen más que hablar de la sociedad actual lo que me parece extremadamente interesante.
Me focalizaré en los personajes de Kirsten Dunst (Lee) y Cailee Spaeny (Jessie) , con la excepción de la escena donde al personaje de Wagner Maura, Joel, colega periodista de Lee, pareciese que se le partiera el corazón en pantalla cuando el soldado interpretado por Jesee Pleamons le dice ¿ Qué tipo e Americanos son?, aprovechemos, y partamos el análisis desde esa pregunta.
Creo que los dardos que tira en su discurso el director, a ratos, funcionan mucho más en un espectador naturalizado desde el primer momento con tanta violencia. El director te prepara para ver explosiones y muertes, pero no a responder una pregunta que todo latino que ha vivido en Norteamérica sabe que hay muchos que se la pueden estar haciendo sobre el rol que puede ocupar en el país.
Si bien, el realizador no toma una postura política definida -y que creo puede deberse a tratar de dar continuidad a la “observación participante” que hacen los periodistas de guerra desde un retrato de la realidad- va dejando interrogantes que te obligan como espectador a tomarlas por ti mismo y a pensar de qué lado de la vereda estás, desde el lado de quién pregunta o del que teme contestar. Por esto también la relación y personificación de esta periodista completamente naturalizada por la guerra y una novata son tan interesantes de abordar como objetos fílmicos y sociológicos, por que representan mucho más que eso.
El personaje de Kirsten Dunst, Lee Smith, es una periodista de guerra experimentada y cuando el silencio apabullante por el daño a los oídos post traumatismo por una bomba ocurre pocas veces se tapa los oídos, la puedes ver más preocupada de seguir adelante buscando su objetivo fotográfico que intentando digerir la situación. En el extremo contrario, y casi como un universo paralelo, esta Jessie (Cailee Spaeny) quien se preocupa más de conocer a su “heroína” de guerra que del contexto en el que se encuentran.
Esa inflexión, me hizo cuestionarme mis propios sesgos en cuanto el juzgar el objetivo de la fotografía, validando la que puede entenderse bajo una perspectiva de servicio público versus las que limitan con algo tan humano como el ego. Ese cuestionamiento me acompañó durante toda la película, porque la mente humana es tan poderosa de que en la calma puede olvidar que está en un contexto de guerra, pero cuando te toca de cerca es cuando realmente entiendes dónde estás. Al final, y a rasgos generales en cierta forma el ralizador nos muestra que el hombre es el lobo del hombre ¿ no?.
Durante el “buzz” que ha logrado el film una de las preguntas que se hicieron es ¿vale la pena ver una película de guerra en el contexto actual?, mi opinión es que lo vale. Primero porque te obliga a estar inmerso en un lugar que evades a toda costa mirar- incluso en la cotidianidad de las comunicaciones- y entender que esto no es ciencia ficción si no que esto está co-existiendo en el mismo mundo en el que vives, y por otra parte, te hace entender- o ver- las diferentes acciones del ser humano incluso en los momentos más complejos de la supervivencia.
El personaje de Cailee, Jessie, creo que está ahí para hacer ese contrapunto, la inocencia- y a veces desconexión- de un mundo individualista que se asombra y tiene miedo de lo que pasa a su alrededor, pero también no cuenta con la conciencia del trabajo en equipo y de que tus actos impactan a quien está al lado tuyo. Muy en común acuerdo con la desconexión que existe en nuestros días con estas temáticas incluso a nivel de política mundial.
Es un tira y afloja de concepciones y visiones de mundo que se demuestran en dos generaciones de mujeres poderosas, que saben lo que quieren y que vencen su miedo físico y emocional por su objetivo, de nuevo, cualquiera que fuese. Y más allá del conflicto, el director muestra una deshumanización de la guerra.
El “Go Steelers” bajo un puente que habla de una vida anterior, una tienda abierta y una comisionada que dice que ellos no se meten en el guerra, un desinterés agresivo que habla no de una distopía ajena y futura, sino de un mundo que está cada vez más alienado de sus emociones y que no solo debe ser extrapolado a esos espacios de guerra, sino también, a como demuestra Garland a lugares y tiempos comunes.
Civil War ya está en cines.