En un colegio de Nigeria Anthony Madú danza ballet al son de una música imaginaria, ante la mirada burlesca de niños criados en una sociedad patriarcal y donde no se concibe a un niño en ese rol.
Madu se ve alienado y ensimismado en la danza, es como si fuera su escapatoria, su único refugio. Su familia lo apoya, y gracias a un video que se hizo viral, lo invitaron desde Inglaterra, a ser parte, por siete años, de un programa de Ballet de una prestigiosa escuela británica.
Es en esta decisión y oportunidad que es retratado por los directores Matthew Ogens and Joel ‘Kachi Benson, en este tránsito a la emancipación a una cultura y forma de vida diferente, pero al mismo tiempo, el ser aún un niño y estar alejado de su familia.
Anthony cambia cada vez que en su cuerpo hay movimiento, deja de lado la timidez con la que enfrenta en general la vida y se vuelve activo, desafiante y cómodo. Es su estado natural, a pesar de su corta edad, y el lugar alejado de este arte en el que le tocó nacer. Es como si lo trajera de otra vida.
Pasó recientemente por el festival de Santa Bárbara como el film de su noche de apertura y por otros reconocidos festivales, cautivando a la audiencia con la capacidad de crear un ambiente íntimo y acogedor para un joven que no conocía que el arte también podía crear colectividad y, tambien, ser aceptado y querido por tal como es.
El documental es de ritmo pausado y mezcla lo que pasa con Madu y entrevistas ocasionales a sus seres queridos. La cinematografía está a cargo de Charlie Goodger and Motheo Moeng quienes logran capturar esa sensación de ensoñación de vida cuando no puedes separarte de algo que amas, y es que en cada toma donde se perciben los delicados movimientos de Madu en contrapuesto con la energía del fuego o la euforia de niños en recreo escolar.
El film muestra una historia de superación y amor incondicional, lo puedes ver en Disney+.