«Ezra» review: Un Dramedy sobre el autismo, a corazón abierto

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Hay varios ejemplos de representación de la neurodivergencia en el cine, a veces peca de estereotipada y eso es lo que hay que agradecerle a este film. Se aleja de las caricaturas y es tan real que moviliza e intercede en el auditor obligándolo a estar más abierto a la empatía frente a las decisiones de los personajes y a evitar juzgar entre lo que los neurotípicos se debaten entre blanco o negro.

Ezra- performado por un espectacular William a. Fitzgerald– es autista al igual que quien lo interpreta. Su padre Max, un despampanante Bobby Cannavale, intenta hacer todo lo posible para que su hijo sea incluido en la sociedad y no sea tratado como un niño con necesidades especiales. Su madre Jenna, interpretada por Rose Byrne, intenta mediar entre un padre obtuso que rechaza todo tipo de tratamiento médico y un sistema que excluye a su hijo de las clases neurotípicas.

Ezra vive con su madre y su pareja – rol que asume Tony Goldwyn (Ghost) quien también dirige la película – y si bien, el niño de 11 años ve a su padre seguido, lo ve en el contexto de su trabajo la Comedia de Stand -Up, que es a lo que se dedica, y donde todo termina girando más en torno a él que en Ezra.

En la película el peak del conflicto ocurre cuando Ezra, escucha al novio de su madre en una conversación con ella, en tono de broma, decir que matará a Max el padre de Ezra, lo que este último lo entiende literalmente lo que urge su reacción de salir corriendo de su casa a advertir a su padre que estaba en peligro. Lamentablemente en su camino producto de un susto con un perro, corre en la dirección equivocada, se cruza con un taxi y esto cambia todo en el circulo familiar.

Luego de llegar al hospital, el Estado comienza a hacer preguntas para “velar” por la salud del niño y la madre termina pidiendo una orden de restricción del padre por un mes, creyendo que Ezra podría haber atentado con su vida porque el padre no quería cambiarlo de colegio a uno de niños neurodivergentes. Esta noticia pone a Max en un estado de alerta absoluta y sin pensar más allá de sus emociones, decide raptar a su hijo en el medio de la noche para que no le den medicamentos ni lo pongan en esa escuela especial.

Es esta relación, la de Max y Ezra, en la que basa su narración la película, y que si bien, es capaz de mostrar cómo el sistema y la sociedad reaccionan ante la neurodivergencia, también retrata las dificultades de los propios padres de entender a sus hijos en su neurodivergencia y realmente entender qué es lo mejor para ellos.

En este caso Max, quien perturbado le cuenta a su padre – Robert De Niro que tiene un monólogo en el film que pone los pelos de punta- que Autismo significa “En su propio mundo” y que él no quería que fuera así para su hijo, que cree firmemente en la socialización y la necesidad de integración en un mundo “normal”. Lo que la película no devela del personaje del padre es que probablemente también está lidiando con algún tipo de neurodivergencia y él también está tratando de amortiguar su propio camino intentando criar a un hijo autista con lo que él sabe como adulto lo que podría significar. Por eso, recalco en el tema de la empatía con la que se ve el film, es fácil juzgar a los padres de Ezra por sus decisiones y es lo que suele pasar cuando la sociedad no está en los zapatos de quien lo vive.

La película que es una Dramedy (Drama y Comedia) a esas alturas, desde el secuestro se convierte en un road trip de amor y desamor, de conexión y de corazones rotos de realidad, de encuentros y aprendizajes dolorosos pero motivantes. Max en su inmadurez comienza a darse cuenta de todo lo que también su hijo hace por él y cuan lúcido está- incluso muchas veces más que él- respecto al comunicar sus emociones. Una historia que incita a la reflexión, no solo societal sino más bien humana e individual y cómo te enfrentas a los desafíos de transitar en una sociedad hecha para neurotípicos que castiga de manera constante la diferencia.

Un viaje de emociones que te hace reír y llorar, y que si bien hay momentos que la fuerza del guion se pierde, se sostiene por un elenco que lo más probable veamos en la temporada de premios por el talento desbordado que dejan en el film. Seguro «Ezra» dejará en los espectadores una invitación para reflexionar el cómo nosotros mismos enfrentamos la neurodivergencia en la sociedad.

Para el caso de quien escribe al autismo prefiero entenderlo no desde su literalidad de traducción, sino desde la espiritualidad Maorí con un concepto llamado “Takiwatanga” que significa que la persona está “en su propio espacio y a su propio tiempo”, haciendo referencia a la necesidad de entender que no todos somos iguales, una versión más humana de entender la neurodivergencia.

Ezra, que se lanzó en el Festival de Cine de Toronto del año pasado, se estrenará en Agosto en las salas de cine de Latinoamérica.