Cannes Día 6: “Most People Die on Sunday”, Iair Said y su catártica opera prima.

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Iair Said estuvo por primera vez en el Festival de Cannes en el año 2015 con un cortometraje llamado “Presente Imperfecto”, esta vez llega con su primer largometraje llamado “Most People Die on Sunday”.

Con un elenco de lujo, que incluye a las aclamadas actrices Antonia Zegers (El Club) y la gran Rita Cortese (Relatos Salvajes), el director y protagonista Iair Said narra la historia de David que llega a Argentina, luego de un año en Europa, debe enfrentarse a la realidad de su padre en coma y la disyuntiva de desconectarlo o no. Con todo lo que conlleva. Esta premisa nació desde la misma experiencia del director con la muerte de su padre y se transformó en una necesidad realizar algo creativo para poder superar la pena que tenía a dentro.

¿De qué va “Most People Die on Sunday”?

David vuelve a su país por la muerte de su tío (que es, en primera instancia, la primera muerte por la que David se devuelve a su país). Esto, es la antesala a prever lo que pasará cuando sea el momento de su padre. La familia del protagonista y él son judíos y parte de lo que se muestra en pantalla son las tradiciones que tienen luego de la muerte de un ser querido. Son días de duelo, siete para ser más exactos.

David, está sumido en ese contexto de dolor y confusión, lo que hace parecer que intenta lidiar con todo esto a través del sexo casual y las pastillas, es inmaduro o, mejor dicho, por sobre todo evasivo, y eso hace pensar que nada le importa en el presente y menos se ve en el pensar en un futuro cercano.

Pero los duelos constantes y extendidos, esos que son en vida, donde ves a la persona consumirse en su enfermedad y que pasan desapercibidos como duelo porque básicamente no es aceptado en esta sociedad llevar un duelo tan largo, son capaces de transformar a quien los vive y quienes se quedan en vida para procesarlo. Y así pasa un poco con David.

Es ahí uno de los puntos más interesantes de la película, lo que viene antes de la muerte y después de ella, que no solo se basa en la emoción, sino en cómo debes reconstruirte para seguir transitando en vida con ese dolor, que se transforma en pagos económicos por lo sucedido, caos familiar, por quién se queda con las cosas, o reacciones que jamás pensaste podrían salir de algún comensal en la cena post-mortem.

La escena en que la familia de David está haciendo el rito de la cena conmemorativa de la muerte de su tío es una maravilla, caótica, de dulce y agraz, emocionalidad y detallismo puro. El realizador logra sumir al espectador en su estado catártico de shock, logra conectar con la audiencia en un dolor tan único que te hace sentir solo en este mundo, sin darte cuenta de que hay muchos viviendo esta situación y este es un plus en el film, las conversaciones que vienen después y la empatía de la gente que ha vivido la muerte de un ser querido, que definitivamente te separa de quienes no.

La película, que está en la selección ACID del festival, ha tenido buena recepción y el realizador sabe lo que significa para un realizador latinoamericano estar en estos espacios de reconocimiento mundial.