La belleza del caos: dos episodios imperdibles de “El Oso”

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Mañana se estrena la tercera temporada de The Bear (El Oso) y le quisimos hacer un pequeño homenaje a sus temporadas anteriores seleccionando el mejor capítulo de cada una.

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Si aún no estás familiarizado con la serie de Christopher Storer, la historia gira en torno a Carmen “Carmy” Berzatto (Jeremy Allen White), un joven chef que lucha por transformar una tienda de sándwiches familiar, y transformarse a sí mismo, mientras trabaja junto a un equipo que no tiene el mismo entrenamiento formal que él, pero que, a la larga, resulta ser la familia elegida del joven cocinero.

Para prepararnos ante el estreno en Spanglish Cinema quisimos honrar sus dos temporadas pasadas con la selección de un capítulo icónico para cada una. Las cualidades que se le sumaron a esta iniciativa es que debía involucrar a la mayor cantidad de personajes posibles y dejarnos secuencias icónicas a los fanáticos de la serie. Así, llegamos no solo a los mejores rankeados de la serie en IMDB, sino también a los que tuvieron algún significado particular para conocer parte de la esencia de los protagonistas.

Temporada 1- Capítulo: “Review”

«Review,» el séptimo capítulo de la primera temporada de la serie ha sido nominado por algunos fans como los 20 minutos más estresantes de la televisión actual.

Sydney (Ayo Edebiri), ha perfeccionado un plato que le muestra a Carmy pero que él no aprueba aún para la carta, afirmando que le falta preparación lo que obviamente a nuestra querida co-protagonista no le gusta nada. En un día de locura digital, esta discusión previa termina volviéndose esencial para un desenlace inesperado.

Con el contexto anterior, el restaurant de la nada recibe una “review” positiva en un diario local, la disyuntiva está en que esa nota está asociada al plato que Sydney no debiese haber presentado porque Carmy le dijo que aún no estaba listo. Este salto de autoridad sería la base emocional en que se vendría todo lo que sigue.

Una nueva tecnología de apoyo sería implementada por Sydney para hacer que todo fuera más fluido en la llegada de pedidos al restaurant. El problema es que no hubo filtro en los pedidos digitales y la demanda comenzó a superar al equipo que bajo esa situación de estrés comenzó a sacar lo peor de ellos mismos. Es aquí, donde el hermoso caos se apodera de la pantalla chica y en una coreografía perfectamente calculada los personajes comienzan a derrumbarse uno a uno. Carmy pierde los estribos y le grita descomunalmente a su equipo por lo que está pasando, Marcus, el experto pastelero en su obsesión por la dona perfecta deja de hacer cualquier otro tipo de rol en detrimento del equipo y el primo Richie, quien se lleva la peor parte, es acuchillado accidentalmente por Sydney mientras discutían por las habilidades parentales del primero.

Como si fuera poco el director, quiso hacer todo esto en un plano secuencia lo que fue añadido unas semanas antes al guion, según contó Allen White a Indiewire. Esto añadió una dificultad y tensión extra a la escena que ya contaba con drama en su contenido y que se extrapolo también a la forma.

La tensión crece de forma tan exponencial y en tan poco tiempo que no hay forma de salir de ahí. El espectador comienza a verse inmerso en la tensión de presenciar las miles de comandas blancas que a cada segundo salen de una maquina que no deja de hacer pedidos, a escuchar los gritos de Carmy, a acompañar cada uno de los movimientos de los personajes que no hay tiempo alguno de reaccionar antes de darte cuenta que ya estás viviendo en forma casi presencial y “en vivo” por la secuencia, todo lo que ocurre en el restaurant y a sus protagonistas.

Temporada 2- “Fishes”

Cuando miras la duración del capítulo ya sabes que “Fishes” sería diferente creéme, no estabas preparado para lo que sería esa experiencia. Y reitero el término experiencia porque, aunque se suele asociar a la gran pantalla, nos damos cuenta de que existen producciones televisivas que logran el mismo impacto en quien la asiste. Esto ocurre con el capítulo navideño de la segunda temporada de “El Oso”.

En el sexto capítulo de la segunda temporada conocemos un lugar poco explorado para la audiencia, la casa familiar de Carmy, y entre gritos, risas y el sonido (que después se vuelve un detonante de estrés) de un reloj de cocina, en un primerísimo primer plano aparece ella, la fuerza de la naturaleza que es la madre de  Carmy y que por la mirada del protagonista hacia ella, la causa de parte de su ansiedad. Es aquí, donde comienza todo.

Con unas uñas rojas largas, ojos maquillados negros y unas pestañas despampanantes, Donna (Jamie Lee Curtis) entra en escena como un vendaval que a su paso no deja a nadie incólume. Su volatilidad hace que todos quienes están a su alrededor pisen con el mayor cuidado posible para no provocar sus emociones desbocadas. La matriarca de sangre italiana ejerce esa presión que es inmaterial pero que se siente en cada una de las relaciones que tiene con los otros personajes.

La casa está llena de gente, no hay silencio en ningún lugar, se van introduciendo uno a uno personajes que van pasando de un salón a otro como si el director no solo quisiera que los conociéramos a ellos sino también a la casa del protagonista.

En el lugar está Carmy y su hermano Michael (Jon Bernthal), su hermana Natalie (Abby Elliott), su madre Donna (Jamie Lee Curtis), su primo Richie (Ebon Moss-Bachrach), su tío Jimmy (Oliver Platt), Neil (Matty Matheson), su cuñado Pete (Chris Witaske), la pareja de Richie Tiffany (Gillian Jacobs), la pareja de su prima, Steve (un siempre graciosísimo John Mulaney) y su prima Michelle, la espectacular Sarah Paulson.

Con un elenco de caras más que conocidas para la audiencia el capítulo se vuelve más en un largometraje que en una serie episódica. Nos enfrentamos a escenas memorables como cuando Bob Odenkirk aka Saul Goodman, quien interpreta al tío Lee, tiene una pelea surreal con Michael (Jon Bernthal), donde terminan volando tenedores, se dicen las cosas más terribles en una tensión que se corta con bisturí y que está ambientada en una mesa navideña con diez personas más que los miran en silencio tratando de evitar cualquier tipo de reacción que haga explotar el precario equilibrio de su discusión. Y es que esa es una de las notas más impresionantes de este capítulo logra hacer que el espectador entre en un espiral de angustia por el caos incesante del lugar.

En esa misma escena la matriarca de la familia, quien no está en la mesa del lugar, llora desconsolada en la cocina porque no siente que todo lo que ha hecho es entendido por quienes asisten a su cena. Su maquillaje corre por su cara y una pestaña postiza reposa sobre su mejilla esperando un cariño que tampoco deja que le entreguen. Que todo esto este ambientado en una ocasión especial solo lo hace más relevante a la hora de entender las dinámicas familiares en días festivos, más aún bajo la tradición italoamericana de los siete peces.

El capítulo, que tardó cinco días en hacerse, tiene una puntuación de 9.6 en IMDB y es uno de los más queridos por los fans, en cuanto el director permitió conocer desde adentro la familia del protagonista, su disfuncionalidad, de dónde podrían venir sus inseguridades y lo acompaño de un reparto que logró la mejor calidad actoral, lo que queda más que demostrado en la temporada de premios pasadas donde la serie arrasó.

No te pierdas mañana la temporada número 3 de “El Oso” por Disney+.