Te imaginas tener 93 años, que te estafen telefónicamente, no rendirte jamás, e irte en una misión imposible a lo Tom Cruise para recuperar lo que es tuyo. Bueno, ¡denle la bienvenida a Thelma!
En esta película June Squibb (Thelma,) lo da todo y más. A su octogenaria edad rueda por camas, se pone en puntillas para alcanzar un arma, es decidida y nada, ni nadie, es capaz de pararla en sus objetivos y travesía mientras su caótica familia se cuestiona ¿dónde diablos está?.
Este análisis contiene Spoilers…
Thelma vive en su casa, aún sola, su sobrino la visita y cuida, al igual que su hija (Parker Posey) y su marido (Clark Gregg), pero aún mantiene su independencia la que se ve totalmente afectada por este suceso.
En un día cotidiano Danniel, el sobrino de Thelma (Fred Hechinger) y la protagonista, se despiden mientras él le pide encarecidamente que utilice su reloj botón de pánico por si algo le pasa y que es solo “para su salud mental” le repite Danniel para dejarla tranquila.
Cuando Danniel ya no está suena el teléfono y una voz irreconocible le afirma que es su sobrino y que necesita transferirle 10.000 dólares para poder salir de la situación en que estaba. Entre gritos y apenas anotar la dirección en un papel, Thelma hace todo lo que le piden para ir a dejar lo comprometido. Hasta que se da cuenta, después de depositarlo, que es una estafa.
La familia de Thelma no sabe todo lo que pasa, solo el espectador es quien acompaña la travesía de la protagonista a la entrega de lo sacado en la estafa. Recién, después de esto y con todo lo que conlleva, la familia comienza a pedirle explicaciones de dónde está y qué está haciendo, lo que finalmente los lleva a cuestionarse si es posible que pueda seguir sola o si es necesario internarla en algún lugar. Lo que se vuelve el core de la película, aunque disfrazado de mucha comedia y acción en cámara lenta.
Es aquí donde la protagonista-heroína, luego de ver un periódico donde salía Tom Cruise en la portada, se puso unas cómodas zapatillas y se embarca en una misión imposible para, contra todo pronóstico, recuperar su dinero.
Haciendo a cada segundo un magnífico paralelismo con “Misión Imposible”, decide ir por su transporte, para eso necesita a su amigo Ben (Richard Roundtree) quien vive en una residencia de ancianos y que tiene una scooter médica. Para llegar allá elucrubra una historia, se la cuenta a Danniel para que la lleve y él la espera, sin sospecha alguna, pacientemente fuera del lugar hasta que se da cuenta haber caído en su trampa.
Para no spoilear toda la película, acá comienza un recorrido hilarante de acción, entre la búsqueda desesperada de la familia para conocer el paradero de Thelma y de la protagonista por recuperar lo que es suyo en un simbolismo gigantesco por reivindicar la dignidad de los adultos mayores, de la inclusión y exclusión que se les da en la sociedad, de ese momento de cuestionarse dónde estás en la vida y adaptarse al presente a pesar de que aún mentalmente la actividad podría ser incluso juvenil.
Es una película profunda, que habla de las relaciones familiares y lo difícil que puede ser enfrentarse a poner a un ser querido en un hogar de ancianos, tanto para quien lo vive, como para quien se queda fuera de él.
El film fue parte de la selección del Festival de cine de Sundance donde fue estrenada el presente año.